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Hawks

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Se unió a mubis el 17 Mayo 2012

AMPLIA RESEÑA SOBRE EL ESPERADÍSIMO RETORNO A LA TIERRA MEDIA, EL FUTURO DE LA SAGA Y EL (LAMENTABLE) ESTADO DE DEJADEZ QUE ATRAVIESA UN AMPLIO SECTOR DE LA CRÍTICA.

AMPLIA RESEÑA SOBRE EL ESPERADÍSIMO RETORNO A LA TIERRA MEDIA, EL FUTURO DE LA SAGA Y EL (LAMENTABLE) ESTADO DE DEJADEZ QUE ATRAVIESA UN AMPLIO SECTOR DE LA CRÍTICA.

4 comentarios

JangoFett
JangoFett hace más de 12 años ...

Lo que no sé es porque algunos le dais tanta importancia a la(s) crítica(s); al fin y al cabo una crítica no es más que la opinión personal de un individuo sobre una película, tan válida como la mía o la de cualquiera de vosotros, ni mejor ni peor. Lo que no puede ser es poner a parir a un crítico simplemente porque su opinión no coincida con la nuestra (el día del estreno del hobbit un usuario, no recuerdo quién, llegó a tildar a los que no les había gustado la película de "amargados")


aragornn
aragornn hace más de 12 años ...

Aqui otro que esta también ya deseando de que estrenen la segunda parte en cines, la primera es una obra maestra


Kiko
Kiko hace más de 12 años ...

Me ha encantado la reseña, comparto casi todo, y de hecho en alguna ocasion he argumentado mi defensa de "el hobbit" utilizando las mismas ideas, incluso haciendo hipotesis sobre las otras dos coincido.

Es lamentable tener q oir a gente quejarse de la peli que si dura mucho q si el orco es inventado, y que? Queda bien y aunque el libro sea poco descriptivo Jacskon no tiene porq ser asi.


Hawks
Hawks hace más de 12 años ...

Esta reseña es de SCIFIWORLD, me la han mandado y me parece lo suficientemente interesante como para compartirla por sí hay algún compañero que no la conoce. Lamentablemente no está firmada, así que asumo es la opinión de la página citada. No entro ni salgo, aquí os la dejo:

AMPLIA RESEÑA SOBRE EL ESPERADÍSIMO RETORNO A LA TIERRA MEDIA, EL FUTURO DE LA SAGA Y EL (LAMENTABLE) ESTADO DE DEJADEZ QUE ATRAVIESA UN AMPLIO SECTOR DE LA CRÍTICA.

Ha vuelto a suceder. Y sucederá, tristemente, muchas otras veces.

Después de ver "El hobbit: un viaje inesperado" y de haber leído (que para algo se dedica uno a esto) muchas de las reflexiones vertidas sobre esta cinta a lo largo de estos días, lo cierto es que la situación obliga a decir algo más al margen del (estupendo) retorno a la Tierra Media propuesto por Peter Jackson.

Entrando de lleno en el asunto: la crítica tiene que virar su inercia. De las decenas de opiniones que he podido leer a lo largo de esta semana (tanto firmadas por críticos del país como allende a nuestras tierras), la inmensa mayoría han vuelto a constatar el exceso de arbitrariedad y la falta de análisis cinematográfico con un mínimo de rigor que achaca a buena parte de la prensa especializada. Ya dejando a un lado el esfuerzo casi inexistente por aportar una lectura de interés sobre el lenguaje cinematográfico en vez de un comentario siempre ceñido al guión (además, acusando en muchos casos, sobre todo en USA, el efecto Roger Ebert de limitarse a ofrecer una sinopsis comentada), lo denunciable es esa amalgama de "opiniones" sin fundamento para criticar tal o cual film que en algunos casos demuestran o bien un desconocimiento de la materia que se está abordando ("hay demasiados enanos" ha sido una crítica reiterada al film de Jackson) o bien una falta total de ética profesional ("a mí es que me aburren estas cosas" sería un certero resumen de la patética reseña vertida en uno de los medios de información más poderosos a nivel nacional).

Afortunadamente, como diría Galadriel, «pero hubo algunos que resistieron».

En los siguientes párrafos voy a reflejar, en boca de compañeros, estos pensamientos ya esbozados en palabras ajenas que me han resultado muy gratos de leer, dada la soledad en la que a veces se siente el crítico que se toma muy en serio su labor y que gusta de honrar su profesión ofreciendo lo que debe ofrecer: un análisis objetivo del valor cinematográfico (en todos los aspectos que competen a este arte) y una ponderada opinión que trasluzca qué tipo de filias y fobias padece el crítico allí donde solo puede hablar su subjetividad.

Vayamos a ello.

(Toni García Ramón, Jot Down): «Lo que sí está claro (el asunto ya asoma el morro por debajo de la puerta) es que una buena cantidad de las críticas negativas que recibirá el filme tendrán la misma solidez estructural que una empresa de Ruiz Mateos. Eso es porque películas como El hobbit, un viaje inesperado son auténticos punching-ball para los que creen que el cine comercial es una plaga y que lo único que deberíamos ver en la gran pantalla son historias más reales que la vida misma y —sobre todo— de gran carga dramática (al final llorar siempre ha resultado más plástico que reír o entretenerse) o que aceptan pulpo como animal de compañía si el que firma tiene la aureola de autor (Peter Jackson, aunque firmante de una obra maestra como Criaturas celestiales, no entra en esos parámetros). Sin embargo, donde debería argumentarse con maña se recurre al simplismo: que si los enanos son muchos, que si la película es muy larga, que si los personajes se pasan el metraje corriendo… no hay que navegar mucho por la red para darse un empacho de cinefilia de segunda mano. Ojo, es perfectamente normal que a uno no le guste El hobbit, pero seamos algo más agudos (y quisquillosos), por favor».

(Jason Gorber, Twitch):

«Estaréis o no de acuerdo, pero espero que los argumentos expuestos arriba muestren, al menos, cuáles son mis reflexiones. El hecho es que mucha gente loa a las originales, recordando solo lo bueno y no lo malo.

»Una ventaja de conocer realmente bien estas obras es ser consciente de sus fallas, aunque en su mayor parte sean perdonables; el hecho es que hay mucho que admirar en este film, y mantiene el tipo realmente bien con respecto a los otros de la saga. Ciertamente no es mejor que ninguna de las otras obras, pero al mismo tiempo ninguno de sus defectos merece el rechazo. Para aquellos que descubrieran que estos filmes "molaban" tras todos los méritos cosechados por "El retorno del rey", seguramente sus opiniones sean muy negativas, porque sus recuerdos de las otras películas estarán probablemente sobrevalorados».

(Harry Knowles, Ain't It Cool):

«AHORA, ¿cuál es la diferencia entre yo y algunas de las otras críticas que habéis leído. Es simple. Yo quiero ir a la Tierra Media otra vez. Miro 'El hobbit' y, aunque el libro es corto, la aventura es ENORME. Ocurre durante un tiempo más prolongado que 'El señor de los anillos', según creo. Simplemente, no es tan detallada o seria».

Con tres estilos muy distintos, estos tres compañeros reflejan en sus reseñas (de las que recomiendo encarecidamente su lectura, porque están escritas con el amor necesario por «la labor» como para alzar el vuelo sobre las banalidades y lugares comunes) ese sentir, más o menos irritado, en mayor medida asumido, contra la crítica que vierte y crea opinión como una masa homogénea y bastante boba que no analiza con rigor el objeto de sus pullas.

Hablamos de ello en el artículo de "Conan", explicando el fenómeno bola de mierda, fenómeno por el cual una película es atacada brutalmente sin que exista mayor motivo, y fenómeno al que se contrapone el diluvio de rosas, tan arbitrario como el anterior. Los pares "Green Lantern vs Thor" o las tríadas "The Avengers & Skyfall vs The Hobbit An Unexpected Journey" confirman que una diferencia de puntos (o estrellitas o lo que se quisiere) colosal entre dos cintas no resiste el análisis cinematográfico con un mínimo de rigor que indague en cuales son las razones para tamaño abismo.

Vamos con "El hobbit" pues, que ya va siendo hora.

Para hacer crítica "seria", se exige analizar una obra desde distintas perspectivas. Y en el caso de "El hobbit: Un viaje inesperado" estas se multiplican: es una adaptación de una obra literaria; es una precuela de una trilogía ambientada en el mismo universo y que comparte algunos personajes clave; es una película que con relación a esa trilogía que la precede sufre, de partida, el handicap comparativo; y es también una película que debe responder a la necesidad o no de formar parte de una nueva trilogía cuando el libro en el que se inspira es una fracción del que provocó la primera trilogía (algo menos de una cuarta parte).

Como el análisis detallado de cada una de estas cuestiones excedería el propósito de una reseña, se abordarán en los siguientes párrafos de manera conjunta.

Comencemos por el ojo del huracán de la polémica: la decisión de que "El hobbit" sea trilogía. Vista la película, y aunque no puedan negarse los obvios intereses comerciales que existen en este "estiramiento", uno puede percibir también los motivos artísticos de Jackson para contar esta historia en tres películas. Pero para hablar sobre ello, claro está, hay que conocer bien "El hobbit"; en el cómo y en el qué.

"El hobbit" es, ciertamente, un libro mucho menos extenso que "El señor de los anillos". Pero confundir extensión con narración es un error garrafal para cualquier supuesto especialista en el análisis de una obra narrativa. Como bien demuestra, por no salirnos de este autor, "El silmarillion", la vía que el narrador elija en su prosa marca la extensión de la misma. El hecho es que Tolkien narra "El hobbit" con un ritmo muy superior a "El señor de los anillos", propio de su primer abordaje de esta historia que estaba destinado al público más menudo. Narrada con la morosidad descriptiva de "El señor de los anillos", "El hobbit" fácilmente pasaría de ser algo menos de la cuarta parte de la odisea de Frodo a algo menos de la mitad. La relación, ciertamente, sigue siendo descompensada.

Pero pensemos ahora en el enfoque de Jackson para esta descomunal obra de fantasía que componen las dos trilogías. Sus objetivos no son, simplemente, narrar "El hobbit" sino conseguir la coalescencia entre ambas trilogías, la forja, sin fisuras, de los opuestos, y a la vez no exentos de cierto cariz especular, viajes de tío y sobrino. Esto implica que debe añadirse un sentido de continuidad, de inserción de la quest que es "El hobbit" en la gran guerra por venir que marcará el fin de la tercera edad. De ahí que El Concilio Blanco (ese consejo de vigilancia permanente de la Tierra Media formado por Elrond, Saruman, Gandalf y Galadriel) y el gran enemigo, Sauron (aquí, el Nigromante, o Necromancer, término original más preciso con las labores de exhumación e invocación de espíritus emprendidas por Sauron) deban jugar un papel destacado.

Añadámosle también el background enanil, el desastre de Erebor a manos de Sauron y la forja de Thorin como líder de su exiliado pueblo y tendremos que esa relación de cuatro a uno desfavorable al hobbit se ha reducido a un cuatro a tres aproximadamente.

¿Y qué hacer con ese vacío cuarto restante? Cambiar el cómo. Uno de los defectos que pueden achacársele a la trilogía original (especialmente a "Las dos torres" y "El retorno del rey") es su exceso de ritmo, casi parejo por momentos a lo televisivo. Micro-secuencias que avanzan la historia porque hay demasiado que contar (especialmente evidente en el segundo y tercer acto de "El retorno del rey") y un exceso de tramas montadas en paralelo (siguiendo con "El retorno del rey", a veces nos encontrábamos hasta con seis: Merry/Eowyn con los rohirrim; Gandalf/Pippin en Gondor; Aragorn/Gimli/Legolas buscando a los muertos; Faramir luchando en Osgiliath; Arwen/Elrond y las dudas sobre si partir o no a los Puertos Grises; y Frodo/Sam/Gollum trepando por el paso de Cirith Ungol) apabullaban un poco al espectador, a pesar del excelente trabajo de cliffhangers y transiciones, con un torrente de información que procesar.

En "El hobbit" solo tendremos que seguir un hilo; como máximo, en el próximo capítulo, dos, pues Gandalf se separará del grupo para emprender con el Concilio Blanco la caza del nigromante. Tal enfoque permite que Jackson pueda dedicarse por entero a buscar la belleza de cada secuencia con una intensidad muy superior a "El señor de los anillos", recrearse en su magnífica visión de la Tierra Media y en esa capacidad superior a prácticamente cualquier cineasta pasado o presente para elaborar secuencias de acción (tal vez solo los Wachowski, Spielberg y Tarantino puedan discutirle el nº1; y quizás Del Toro, ahora que cuenta con el presupuesto necesario). Esto se hace especialmente patente en cómo filma escenarios ya conocidos como La comarca y Rivendel en este primer capítulo. Abundan los suaves planos cenitales, morosos travellings que capturan la belleza del paisaje o arquitectura retratada por un amor por el detalle, por el goce estético como fin en sí mismo, ciertamente abrumador. Y secuencias de acción como el increíble ataque de Smaug a Erebor con el que se abre la cinta (uno de los hitos épicos de toda la saga) o el combate entre los gigantes de piedra (apenas sugerido en la novela y aquí convertido en la set-piécè probablemente más impresionante a nivel técnico de todo este año) pueden dilatarse a niveles del "King Kong" (personalmente, mi film favorito de Jackson con "Criaturas celestiales") sin que la historia sufra luego de "baches narrativos" en el ritmo.

Vayamos con sutilezas que confirman la magnífica labor de Jackson, Walsh, Boyens y Del Toro en el libreto (advierto que tocaré aspectos concretos de la trama, tanto de este film como de lo que está por venir, algo que no incomodará en absoluto a los muchos conocedores de la novela, pero que tal vez los ajenos a ella quieran evitar). "El hobbit: un viaje inesperado" adapta los seis primeros capítulos de la novela: de "Una tertulia inesperada" a "De la sartén al fuego", aproximadamente, un tercio de la novela (algo menos). Cuando leí por primera vez que este era el arco narrativo de "El hobbit", confieso que fruncí el ceño. Como (humilde) narrador, sufro de ese defecto congénito a nuestra especie que nos obliga a recrear lo narrado y explorar las opciones que "nosotros" tomaríamos de vernos en el mismo brete que Peter Jackson. Por mi parte, mi corte perfecto para narrar el film en dos películas lo encontraba en el Capítulo 9, "Barriles de contrabando", que además ofrecería una poética y divertida imagen con la que concluir el primer film. Jackson elige cortar tres capítulos antes.

Tras ver la película, entiendo por qué. Otra vez la sobreaceleración narrativa de "El hobbit" es la culpable. Los capítulos siete, ocho y nueve introducen demasiadas cosas: la visita a Beorn y las charlas sobre las crecientes tinieblas que se ciernen sobre la Tierra Media, el enfrentamiento con las arañas en Mirkwood, la captura por los elfos silvanos y la visita a la corte del rey Thranduil y la huida final en barriles. Ciertamente, demasiado, especialmente si le sumamos todo lo contado por Jackson en "Un viaje inesperado" (más de lo que parece). Además, el tiempo que requeriría contar todas estas secuencias no permitiría profundizar en el pasado de los enanos (especialmente de Thorin), la aportación sin ninguna duda más brillante del libreto por motivos que van más allá de lo aparente.

Thorin en la novela es un personaje bastante antipático. Honorable, sí, pero esencialmente un viejo cascarrabias obsesionado por recuperar el tesoro de su pueblo a cualquier precio. Jackson y sus colaboradores le añaden un trasfondo dramático que hace hincapié (muy inteligentemente) en el deseo no tanto de recuperar el tesoro sino de vengar la muerte de sus iguales y recobrar su hogar (brillante que el film concluya precisamente recordando este punto), amén de crear un villano, el albino orco Azog, que usar de puntal emotivo tanto en este film como en la futura Guerra de los Cinco Ejércitos. Además, Jackson profundiza en la relación entre Bilbo y Thorin, aumentando las ocasiones en las que el segundo desprecia al primero y alterando el desenlace de "De la sartén al fuego" con una intervención de Bilbo que provoca la gratitud eterna de Thorin hacia su saqueador y el establecimiento de un vínculo de amistad esencial para que el "palo" que nos dará la historia en su último tercio cobre mucho mayor peso dramático.

Estas sutilezas son pasadas por alto por esa crítica perezosa que mencionábamos, fundamentalmente porque gran parte de ella ni se molesta en informarse del asunto que se trae entre manos (un análisis serio de esta adaptación exige de conocer la novela si se quiere criticar o no la pertinencia de los cambios introducidos por Jackson) y aquella que está informada no le dedica el tiempo suficiente para aprehender las razones artísticas de la obra en cuestión más allá de los tópicos.

En el lado negativo, defectos que ya hallábamos en la trilogía original y a decir verdad en el resto de la filmografía de Jackson. El realizador neozelandés tiene cierta querencia por los chistes algo bobos (la barrita de chocolate en "King Kong" dada al nativo por Jack Black, algún chascarrillo de Gimli poco inspirado) y "El hobbit: Un viaje inesperado" no es excepción a la regla. No hay ninguno especialmente irritante, pero están ahí.

Por otro lado, es evidente que esta historia no tiene el peso dramático de "El señor de los anillos". No llega uno a su desenlace como en ese apoteósico combate contra los Uruk-hai en el que Boromir cae en una de las grandes secuencias de la historia del cine fantástico. Pero, y recordando de nuevo la crítica de Harry Knowles, eso no es en sí un defecto, sino la naturaleza de la historia. Hablar de una odisea en la que el mundo depende de las piezas sobre el tablero o de un viaje más aventuresco cuyo núcleo emocional es el crecimiento personal de su protagonista, su apertura de miras (magníficamente visualizado ese deseo por vivir intensamente en una secuencia extraordinaria de "Un viaje inesperado": Bilbo, tras la inoportuna visita de los enanos, se despierta en una casa vacía, recorrida en un lentísimo travelling en ausencia de banda sonora para transmitirnos toda su mundana soledad) más allá del confortable agujero Hobbit en el que vive y de las amables, apacibles y perezosas gentes que tiene por vecinos.

En resumen, con una dirección de actores y casting inmejorables (hay que alabar una y otra vez los fichajes de Martin Freeman y Richard Armitage como Bilbo y Thorin, respectivamente), una puesta en escena ejemplar, unas decisiones en lo narrativo muy acertadas y un vigor para transmitir la épica y el asombro tan poderoso como en la trilogía de el anillo, "El hobbit: Un viaje inesperado" es un excelente retorno a la Tierra Media, un triunfo técnico y artístico que se sitúa, por méritos propios, entre lo mejor que ha dado al género el séptimo arte.

Como posdata, será interesante comprobar cómo elije Jackson estructurar narrativamente los dos próximos capítulos. Hay mucho y a la vez poco por contar. Demasiado, en teoría, para el segundo capítulo y muy poco para el tercero, ya que el segundo ("La desolación de Smaug") nos dejaría, en el mejor de los casos, con 40 páginas para una película de tres horas (inviable, a todas luces).

Una opción podría ser contar el segundo capítulo siguiendo solo a Bilbo y los enanos (tendríamos, como cadena narrativa: Beorn-Partida de Gandalf-Mirkwood-Thranduil-Ciudad Lago-Montaña Solitaria-Encuentro con Smaug-Tesoro-Ataque Smaug Ciudad Lago) y dejar para la segunda entrega la trama en paralelo de Gandalf y el Concilio Blanco contra el Nigromante. Tendríamos así unos 40-60 minutos de quest con Gandalf para arrancar la historia, luego un valle de las negociaciones entre los enanos, los elfos y los hombres tras la caída de Smaug, la traición de Bilbo y la batalla de los Cinco Ejércitos (contada ridículamente, en el sentido de las páginas que emplea, por Tolkien en el libro; apenas unas seis a lo que es el conflicto en sí), que bien podría extenderse por otra hora y dejar las migajas para el engarce entre una y otra trilogía.

Toca esperar. Pero, tras ver esta primera entrega, es una espera serena, sonriente y convencida de que las maravillas de la Tierra Media aún tienen mucho que ofrecernos.


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