
La imagen es francamente buena, considerando que se trata de una obra patria de 1960 y lo mal que tratamos nuestro patrimonio fílmico. No puedo decir lo mismo del sonido, con un siseo continuo de fondo durante toda la película, que no entorpece los diálogos ni la música, pero sí resulta algo cargante.
Extras: lo habitual de Divisa. Aunque, en este caso, destaco el haber rescatado el tráiler original, que no se limitaba a pegar imágenes del film, sino que está narrado por los propios protagonistas que miran a cámara.