Si hubiera obligación moral o ética alguna en observar la ley del mínimo esfuerzo, a los mandamases de "Universal" en nuestro país no se les podría reprochar nada, pues la cumplen a rajatabla. La película se ve mejor que nunca y se escucha perfectamente tanto en el castellano del doblaje como en su idioma original, ahí nada que objetar, pero luego tenemos que si el estuche, que es de los raquíticos de "Elite", que si la galleta del anverso del disco, que es de una impersonalidad deprimente, blanca y azul, como si estuviera fabricada en serie al ser económica y técnicamente inviable hacer un diseño diferente para cada título, que si la carátula, que apenas se diferencia de la del DVD, del que no se han molestado en transvasar (sin cambiar siquiera de definición, al menos eso) su contenido adicional. Al final, uno se da cuenta de la verdadera recompensa que buscan algunos, que no tiene nada que ver con la que obtendrían si se esforzaran con la convicción de que nada se puede hacer mejor.
