Sardaukar77

Lo siento la verdad es que no recuerdo el titulo, buscare porque tenia un folleto de la peli, cuando lo encuentre lo cuelgo.

KAZE, ¿no recuerdas el título?

No la pude ver el otro día pero se que el cine iraní es muy bueno, vi la de un juez que impartía justicia a través de una región montado en burro y también es buenisima.

Gracias por el comentario, dan2

Muy buena critica , tiene muy buena pinta

Cuando se me habla de Irán, lo primero que mi cabeza compone es una sociedad cuasi medieval empeñada en la consecución de la bomba atómica. Una idea preconcebida forjada por los medios de comunicación (en una operación nada inocente).

Cuando se me habla de cine iraní, del que me declaro un absoluto ignorante, solo soy capaz de recordar a Abbas Kiarostami, del que no he visto ninguna película, pero que en mi mente se compone de desiertos, olivos y cabras. Todo esto ha sido borrado de mi imaginario gracias a una película iraní que desde ya aconsejo a todo el mundo: Nader y Simin, de Asghar Farhadi (que ya cuenta con otras obras de prestigio internacional, como "Acerca de Elly" de 2009)

No se trata de un blockbuster, ni de una película concebida para competir con el cine comercial de occidente, aunque ha obtenido numerosos premios internacionales, entre ellos el Oscar a la mejor película extranjera.

Se trata de una historia sencilla, de fuerte componente humanista, con un retrato soberbio de la cotidianidad y la realidad de un país con grandes carencias políticas y sociales. El punto de partida es simple: la separación de un matrimonio de clase media. Ella, Simin, quiere cambiar de país para dar un futuro mejor a su hija adolescente. Él, Nader, quiere quedarse para poder cuidar a su anciano padre, víctima del alzheimer. Esta separación motivará la irrupción de una tercera persona que precipitará los acontecimientos hacia una trama de juicios, mentiras, traiciones y tensión. Esa "tercera en discordia" es una mujer musulmana ortodoxa que, a escondidas de su marido y ocultando que está embarazada, aceptará trabajar cuidando al anciano. Los problemas llegarán cuando, acusada de robar y de dejar atado al padre del protagonista para acudir al médico, Nader la echará a empujones. La mujer pierde al hijo no nato y acusa a Nader de ser el responsable por haberla empujado escaleras abajo.

La cámara sigue a los personajes -todos ellos espléndidamente elaborados por actores que transmiten autenticidad- sin imponer discursos maniqueos ni falacias propagandísticas. En este sentido, es excepcional cómo se consigue transmitir la pena de la hija adolescente del matrimonio, que escoge vivir con Nader para impedir que su madre pueda irse, con la esperanza de que vuelva al lado de su padre. Todo ello narrado con imágenes, sin apenas verbalizar las emociones en diálogos de telefilm. Casi como si de un documental se tratara, pero con imágenes de cine en mayúsculas, y, sobre todo, un guión que consigue mantener en vilo gracias a inesperados giros y gran riqueza de matices, Nader y Simin ha logrado interesarme por una cinematografía -la iraní- y ha desmontado un prejuicio cultural acerca de un país del que en realidad no sé nada.