Sardaukar77

Hay clásicos mejores y peores, pero todos merecen ser vistos por puro amor a este cine.

Gracias por el dato, que me parece muy relevante, Sardaukar77. Lo desconocía por completo.

Rick, para evitar revueltas, a los más desfavorecidos se les llegaba a pagar el cine, si mal no recuerdo.

Gracias Rick y Harry por comentar. Saludos cinéfilos. Harry ¿Has visto Freak, La novia de Frankenstein o El malvado Zaroff? Desde mi punto de vista, son obras maestras. Sobre Drácula, creo que es cierto que es de las que peor han envejecido, quizá por su aspecto más teatral.

Solo me gustan: Frankenstein y La Momia, Dracula ha envejecido muy mal y El Hombre Lobo es tremendamente sosa

Interesantes palabras.
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Lo único que veo extrapolable a la actualidad es esa situación de crisis que vivimos y el hecho de que, por ello, la gente busca, más que nunca, formas de escapismo, con la diferencia de que hoy no todo el mundo puede pagar su entrada (deduzco, por lo que dices en tu artículo, que en 1929 el cine era un divertimento muy asequible).
Es una pena que ese ánimo y ganas de experimentar, como hizo Carl Laemmle Jr., no sea el que predomine en Hollywood hoy día; mas bien, todo lo contrario, se ha vuelto más conservador que nunca. Ya no se hacen películas, sino franquicias.
Ahora bien, entiendo que no todos los días se puede iniciar una revolución de formas y contenido, pero ese factor riesgo o ganas de experimentar creo que es básico si se quiere que un determinado arte no se estanque y, por lo tanto, que evolucione hacia sendas inexploradas o poco frecuentadas.
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Saludos.

Aprovechando la estupenda colección Universal sobre sus monstruos clásicos, les invito a leer un pequeño artículo que escribí en su día sobre el cine fantástico de los años 30. Espero les guste.
La recesión económica, así como la llegada del cine sonoro, propiciaron durante los años 30 un ambiente ideal para la proliferación del cine fantástico en los Estados Unidos. Las penurias derivadas del “crack” del 29 arrastraron a las desencantadas masas a las salas de cine en busca de unas horas de evasión, encontrando en las emociones “fuertes” e inmediatas que proporcionaban las películas de terror una inmejorable válvula de escape. Por otro lado, las posibilidades que ofrecía la implantación del nuevo sistema sonoro impulsaron a los creadores a la experimentación y la búsqueda de nuevos caminos narrativos y estéticos, teniendo en el género fantástico el mejor de los campos de pruebas posibles, dada su naturaleza heterodoxa y poco dada a la codificación. Uno de los principales impulsores de este cine fantástico en constante evolución fue Carl Laemmle Jr., quien acababa de heredar los estudios Universal de su padre y quería dar un giro a las políticas conservadoras de éste. Todo ello dio como resultado uno de los períodos más fructíferos dentro de la historia del cine fantástico. Esta “Edad de Oro” daría pie a un impresionante catálogo de películas míticas, entre las que cabe destacar, sin ánimo exhaustivo: “El hombre y el monstruo” (Rouben Mamoulian/1931), “El Dr. Frankenstein” (James Whale/ 1931), “Drácula” (Tod Browning/1931), “La parada de los monstruos” (Tod Browning/ 1932), “La legión de los hombres sin alma” (Victor Halperin /1932), “El malvado Zaroff” (Ernest B. Schoedsack e Irving Pichel/1932), “La momia” (Karl Freund/1932), “King Kong” (Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper/1933) y “La novia de Frankenstein” (James Whale/1935) entre muchas otras. De entre los firmantes de estas obras cumbre del cine (fantástico o no) cabe destacar no sólo a Tod Browning y Rouben Mamoulian, reconocidos en mayor o menor medida por la crítica especializada, sino también a los generalmente olvidados pero aún hoy reivindicables Ernest B. Schoedsack, James Whale y Karl Freund, entre otros. Estos artistas, y sus creaciones, asentaron las bases del género y fijaron unos arquetipos que acabarían convirtiéndose en clásicos imperecederos.