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MacNamara

62 años Hombre
Barcelona

Se unió a mubis el 15 Febrero 2016

CineClubMubis: “Adiós, muchachos” de Louis Malle (1987)

CineClubMubis: “Adiós, muchachos” de Louis Malle (1987)

15 comentarios

haneke
haneke hace más de 3 años ...

Fantástico estudio de la película, me he leído sólo una parte, pues tras adquirirla recientemente, pienso revisionarla, ya que no recuerdo mucho (han pasado 20 años desde que la vi).

Lo que sí recuerdo es que fue de los films de Malle que más me gustó después de El fuego Fatuo, para mi su obra maestra.

Eso sí, aun tengo pendiente Lacombe Lucien y la del Unicornio.

Volveré a este post cuando la revisione.

Saludos


MacNamara
MacNamara hace más de 3 años ...

Encantado de leerte @Fassbinder y para nada debes disculparte, !faltaría más¡
Muy acertada la analogía que comentas con "La lengua de las mariposas". La verdad es que no recordaba la escena final de esa cinta (hace muchísimos años que no la veo) pero he rescatado el final y es cierto que, con otras circunstancias, ambos finales guardan un parecido estético similar. Qué gran película por cierto.
Muchas gracias por pasarte y comentar, siempre es un placer leer tus aportaciones.


Fassbinder
Fassbinder hace más de 3 años ...

Lo siento MacNamara por la tardanza, pero es que últimamente paro poco por aquí.
De UCI nada, sabes perfectamente que esta sección se rejuvenece y cobra vida tras cada una de tus intervenciones.
He visto la obra que nos ocupa varias veces en diferentes etapas de mi vida, y en todas ellas he disfrutado al máximo de uno de los relatos (también lo plasmó de maravilla en "El soplo al corazón") sobre la adolescencia y la amistad más sinceros y sensibles que recuerdo.
Además en esta película nos hace cómplices, de uno de sus traumas personales que el mismo sufrió en su infancia, no ya por la sinrazón de los nazis, sino más bien, por (como bien dices) la oportunidad perdida.
Curiosamente, esa maravillosa escena final, me recuerda profundamente a la que años más tarde, en otro contexto, pero en circunstancias parecidas, supo darle José Luis Cuerda a su magnífica "La lengua de las mariposas"
Gracias por la acertada y profunda dedicación que le has otorgado a este maestro, en la que es para mi, su mejor obra.


MacNamara
MacNamara hace más de 3 años ...

Muchas gracias a ti @Capitán Needa. Toda la filmografía de Malle (o al menos lo que he visto) es estupenda, pero reconozco que siento cierto debilidad por esta cinta. De la etapa norteamericana me quedo con Atlantic City. Magnífica. Un abrazo


Capitán Needa
Capitán Needa hace más de 3 años ...

Se me había pasado a mí también este estupendo (el adjetivo se queda corto) aporte. Hasta el momento no he visto esta película ni ninguna otra de Louis Malle, pero tengo desde hace tiempo apuntadas unas cuantas (entre ellas, esta). Cuando la vea volveré por aquí para leer tu texto entero, MacNamara. Muchas gracias por la dedicación y el tiempo dedicados para aportar algo tan valioso.


MacNamara
MacNamara hace más de 3 años ...

Muchas gracias por vuestros comentarios @Alien y @Jefe Brody. Efectivamente CineClubMubis estaba un poco muerto últimamente, pero viendo el número de visitas que ha tenido el post me parece que de momento sigue en la UCI.
La verdad es que Malle es un director diferente y, aunque hay cierta tendencia a situarlo dentro de la Nouvelle Vague, en mi opinión está un poco alejado de la misma por el carácter tan personal que imprime a sus películas. Como tú @Alien, no he visto toda su filmografía, pero estoy en ello.
@Jefe Brody, es como dices, es una cinta con mucha sensibilidad pero alejada de cualquier atisbo de ñoñería. La escena final se queda grabada en la memoria.
Muchas gracias a ambos por pasar y comentar. Saludos.


Jefe Brody
Jefe Brody hace más de 3 años ...

Se me había pasado este post, estaba algo abandonada la sección.

Magnífica exposición MacNamara, yo la iré leyendo poco a poco, he leído el inicio y me he quedado en HISTORIA. Así a priori parece una interesante película, de esas emotivas quizás pero con una historia bien desarrollada, ¿no?. Aún no lo he leído todo pero vaya, me da esa sensación.

Se agradece la separación por párrafos, que a veces tendemos a no hacerlo y cuesta de seguir la lectura un poco.

Gracias MacNamara ;-)


Alien
Alien hace más de 3 años ...

Tremendo aporte para reiniciar el CineClubMubis, compañero MacNamara. Se agradece el tiempo y dedicación que conlleva escribir una redacción así. No he visto la película, y como decías que había spoilers me he ido directamente a tu valoración (el resto lo leeré cuando la vea, que es lo que suelo hacer cuando veo una película y sé que se hizo un CineClub). Parece que hay mucho de la vida personal de Malle en esta historia, por lo que imagino que fue muy importante para él realizar esta película. Espero poderla ver más pronto que tarde porque no son pocas las ganas que me han entrado al leerte.

De Malle solamente he visto Ascensor para el cadalso y William Wilson, uno de los fragmentos de Historias extraordinarias. Tengo, además, El fuego fatuo en mi colección pendiente de ver. Y luego son varias las películas que me llaman la atención: Los amantes, Una vida privada, El soplo al corazón, Atlantic City, Lacombe Lucien, Vania en la calle 42... y Adiós, muchachos. Me apetece mucho adentrarme en la obra Louis Malle.

Enhorabuena por el post. Saludos.


MacNamara
MacNamara hace más de 3 años ...

Gracias por pasar ineXperado.


YoSoyInex
YoSoyInex hace más de 3 años ...

Gran película


MacNamara
MacNamara hace más de 3 años ...

Gracias por pasaros y comentar, compañeros. Saludos.


Angel Jesus Martin Soto
Angel Jesus Martin Soto hace más de 3 años ...

Menudo pedazo de repasó MacNamara, gran trabajó compañero.


Hawks
Hawks hace más de 3 años ...

Obra Maestra.


Alfonso
Alfonso hace más de 3 años ...

Magnifica exposición, no soy muy de louis malle pero esta película me gusto bastante


MacNamara
MacNamara hace más de 3 años ...

FICHA ARTÍSTICA
• Gaspard Manesse (Julien Quentin)
• Raphael Fetjö (Jean Bonnet)
• Francine Racette (Mme. Quentin)
• Philippe Morier-Genoud (Padre Jean)
• François Berléand (Padre Michel)
• François Négret (Joseph)
• Irène Jacob (Mile Davenne)

PRINCIPALES PREMIOS
Entre 1987 y 1988 obtuvo, aparte de 2 Nominaciones al Oscar como Mejor película extranjera y guion original y una nominación a los Globos de Oro como Mejor película de habla no inglesa, los siguientes premios:
• Festival de Venecia: León de Oro a Mejor película
• Premios Cesar: 7 Premios incluyendo el de Mejor película
• Premios David di Donatello: 3 premios, incluyendo el de Mejor film extranjero
• Premios BAFTA: Mejor director
• Premios del Cine Europeo: Mejor guion

SINOPSIS
Con un guion del propio Malle, la cinta relata los acontecimientos acaecidos en una escuela privada religiosa durante la ocupación nazi de Francia, a través de los ojos de un muchacho de familia acomodada.

AVISO: todo el redactado contiene numerosos spoilers

PERSONAJES
Malle quiso rodearse de actores totalmente noveles para construir una historia que no era sino un cúmulo de recuerdos autobiográficos de su infancia. Así, tanto los dos personajes principales de la cinta, Quentin y Bonnet, como el resto de muchachos y la deliciosa Irène Jacob, tuvieron su alumbramiento cinematográfico con esta obra. De todos ellos, solo Jacob y Négret tuvieron continuidad en el cine, mientras que el resto no han vuelto a actuar en este medio.
El trabajo de nuestros dos jóvenes protagonistas resulta impecable en todos sus aspectos, transmitiendo una naturalidad frente a las cámaras fuera de lo común. Las miradas de Julien a lo largo de toda la cinta son un reflejo de su llegada al mundo adulto: curiosidad por lo desconocido y aceptación del destino. Aunque a menudo se habla más y mejor del personaje de Julien, en mi opinión es el papel de Jean el que muestra una mayor evolución y complejidad, pues no solo crece y evoluciona en paralelo con Julien en su recíproca amistad, sino que debe adaptarse a un nuevo entorno totalmente ajeno, un entorno inicialmente adverso a su persona. Indiscutiblemente Malle acertó con todos ellos y la dirección de ambos muchachos me atrevo a calificarla de sublime.
Négret encarna al único muchacho, un trabajador en la escuela, que no tiene absolutamente nada que ver con el resto y que consigue articular meritoriamente un personaje atrapado entre dos mundos totalmente diferentes, el propio de su condición social y el ajeno de los ricos muchachos que estudian en el centro.
Para Francine Racette, amiga personal de Malle y con una corta trayectoria cinematográfica, significó su retorno al cine en la que sería su última película. Para Malle era la actriz perfecta para encarnar a la madre de Julien.
François Berléand, que en esta cinta aparece con escaso protagonismo, ha mantenido una dilatada actividad en el cine, generalmente en papeles secundarios, aunque siempre lo recordaremos como el detestable director del “Fond de l’Etang”, el internado para muchachos de “Los chicos del coro”, cinta que nos remite indiscutiblemente en muchos de sus aspectos visuales a la obra que nos ocupa.

Mencionar finalmente a Philippe Morier-Genoud como el Padre Jean, quien acierta a construir un personaje cargado de matices y contradicciones, al dotarlo por un lado de firmeza ante la adversidad, y de ternura y bondad por otro. La aceptación de sus propias miserias humanas, especialmente en el suceso de Joseph, condenan su alma a la desdicha eterna. Su corta homilía durante la Misa, en la que censura la riqueza en momentos de penuria y reclama la caridad humana, resulta imperecedera en el tiempo.

HISTORIA
La acción se inicia en enero de 1944, después de las vacaciones Navideñas, en la Francia ocupada por el régimen nazi y bajo la batuta del gobierno colaboracionista de Vichy instaurado por el mariscal Pétain.
Julien y su madre se despiden en la estación frente al tren que ha de llevar al muchacho a la escuela donde estudia internado, junto con su hermano mayor François. No quiere ir y se abraza fuertemente a ella. Su padre no está allí, ausente siempre por motivos laborales en su fábrica de Lille. “Os odio a ambos” masculla Julien, pero irremediablemente vuelve a buscar el consolador abrazo de su madre, ahogado en una mezcla de añoranza y abandono.
Una vez en San Juan de la Cruz, escuela de los jesuitas para familias acomodadas, y mientras todos los muchachos organizan sus enseres personales y asignan sus camas, llega el Padre Jean, director de la escuela, con tres chicos nuevos. Así es como Julien ve por primera vez a Jean Bonnet, al que observa con cierto aire de curiosidad. Las luces se apagan y Bonnet, aún recogiendo y organizando sus cosas, contempla una escultura de Santa Teresa de Lisieux, tenuemente iluminada en la sala oscura.
Bonnet es un alumno reservado, serio y aplicado, y es por ello objeto de continuas burlas por parte de sus compañeros, burlas a las que inicialmente Julien no es ajeno. Transcurren los días y la vida en la escuela se desenvuelve con relativa normalidad, aunque alterada por los aleatorios bombardeos aliados que obligan a todo el alumnado a refugiarse en los sótanos de la escuela donde continúan las clases. En uno de esos bombardeos el alumbrado cae y, ante la proximidad de las explosiones, el grupo inicia una oración que Jean Bonnet no secunda bajo la atenta mirada de Julien.

A la mañana siguiente Jean observa curioso, a través de la ventana del aula, la llegada de un nazi al colegio que solicita educadamente a uno de los curas ser atendido en confesión.

La señorita Davenne es la profesora de piano y aunque Julien no es un alumno aventajado se esfuerza por ser del agrado de ella. Después de su clase, le llega el turno a Bonnet que manifiesta una sorprendente facilidad al teclado bajo la mirada, entre sorprendida y admirada, de Davenne a su nuevo alumno. Julien observa la escena con cierta dosis de envidia.

Es un nuevo día, y puesto que en el colegio no hay baño, todos los alumnos se dirigen a los baños públicos de Fontainebleau, donde un cartel advierte de la prohibición de entrada a los judíos. Los muchachos son asignados aleatoriamente a una bañera o a una ducha. En el caso de Julien le toca una bañera y, después de enjabonarse, se sumerge en el agua aguantando la respiración. En aquel momento entra el Padre Michel, y pensando que Julien se está ahogando lo saca rápidamente del agua; el muchacho de pie y desnudo se ríe por la situación, pero el Padre Michel está enojado. En una mirada furtiva, el Padre Michel contempla las partes íntimas de Julien y aparta el rostro, turbado por la escena.

Durante la noche Julien se despierta por un extraño ruido: medio dormido ve a Bonnet de pie, junto a la cama y dos velas encendidas, murmurando en una lengua desconocida y con la boina sobre su cabeza.

Tiene lugar una reunión para informar de la comunión que deben realizar los muchachos. Cuestionado por Julien, Bonnet le explica que él no la celebrará porqué es protestante. Aquel mismo día llegan a la escuela un grupo de milicianos paramilitares franceses y uno de los profesores se lleva rápidamente a Bonnet cogido por el brazo para esconderlo. Julien lo ha visto todo y decide registrar la taquilla de Bonnet, descubriendo un libro de matemáticas con una pequeña anotación: premio de cálculo a Jean Kippelstein.

En una de las jornadas de juegos colectivos se han formado dos grupos de muchachos, los rojos y los verdes, para encontrar un tesoro escondido en el bosque. Julien y Jean van caminando y hablando juntos, pero al ser descubiertos por un grupo del equipo contrario empiezan a correr y se escapan por separado. Jean es capturado, pero Julien consigue escapar y después de recorrer un largo trecho descubre casualmente la ruta del tesoro hasta conseguirlo. Pero de repente Julien se encuentra totalmente solo en aquel bosque y empieza a oscurecer. Oye ruidos extraños que empiezan a inquietarlo y nuevamente se encuentra con Jean, que dice haber sido atado a un árbol y abandonado por el otro equipo, aunque ha conseguido liberarse. Empieza a ser noche cerrada y los muchachos se abren paso laboriosamente a través del bosque para finalmente, fatigados y asustados, llegar a una carretera. Al cabo de un instante divisan las luces de un vehículo que se les aproxima y se detiene a su altura. De él descienden dos soldados nazis y Jean corre asustado ante ellos, aunque al final es alcanzado. Julien y Jean, asustados y ateridos de frío, ocupan el asiento trasero del vehículo, aunque los nazis los devuelven al colegio sin mayores problemas, no sin antes recordar al Padre Jean que hay toque de queda.
Después de la aventura, que ha reforzado definitivamente sus lazos de amistad, ambos muchachos descansan en el ala médica de la escuela bajo la estricta mirada de una monja. Julien le ofrece provocativamente a Bonnet una tostada con paté de cerdo que éste último rechaza. Se confirman sus sospechas.

Es día de visita familiar. En la misa dominical a la que asisten los familiares de los muchachos, el Padre Jean celebra el oficio y durante la homilía lanza un duro alegato contra la riqueza y la ausencia de caridad cristiana, especialmente en épocas de penurias como las que ahora afligen a la población. Los padres de los chicos se cruzan miradas recriminatorias por las palabras del párroco, hasta el extremo que uno de ellos se levanta y, mirando fija y desafiantemente al Padre Jean abandona la capilla. Llega la hora de la comunión y Julien, sorprendido, ve a Bonnet a su lado esperando recibir la sagrada ostia. Cuando llega el turno del muchacho el Padre Jean, sorprendido por la presencia del muchacho, se la niega discretamente.
Después del oficio las familias pueden marchar a pasar el resto del día con sus hijos. La familia Quentin, acompañada de Jean Bonnet acuden a un prestigioso restaurante de la población, actualmente en decadencia por la falta de provisiones. Hay un grupo de alemanes sentados alrededor de una mesa. Durante la comida entran unos milicianos franceses que piden la documentación a los asistentes. En una mesa, solo, se encuentra el Sr. Mayer, cliente habitual del establecimiento. Al pedirle la documentación observan su condición de judío y le recriminan haber entrado al establecimiento estándoles prohibida la entrada. Julien i Jean observan la escena y aquel comienza a comprender los miedos que permanentemente rodean a Jean. Los milicianos quieren llevarse arrestado al Sr. Mayer, pero los alemanes lo impiden echando a los milicianos.

Joseph, el muchacho empleado en la escuela y que se encarga de ayudar en la cocina, es sorprendido intercambiando alimentos en el mercado negro; sus provisiones proceden en parte de las que los propios muchachos del colegio le intercambian por cigarrillos. El Padre Jean convoca los siete alumnos delatados por Joseph, entre los que se encuentran Julien y su hermano mayor François, para recriminarles tanto sus acciones como las consecuencias que ellas tendrán para Joseph, al que deberá despedir del centro y reconociendo la injusticia que supone no poder aplicar el mismo castigo a ninguno de ellos, puesto que son tan culpables como el mismo Joseph de lo sucedido. Las consecuencias de hacerlo, podrían resultar catastróficas para la escuela por la influencia de algunos de los progenitores.

Uno de los días tiene lugar un nuevo bombardeo diurno, pero en esta ocasión Julien i Jean no acuden al refugio y se quedan en la sala del piano tocando conjuntamente a cuatro manos una alegre pieza de jazz. Es una muestra más de la creciente amistad y complicidad entre ambos.

Llegan a la escuela un grupo de nazis comandados por un policía de la Gestapo, pues han recibido un chivatazo respecto a la presencia de niños judíos en la escuela. Las consecuencias de la razzia policial son nefastas. Cuando el policía entra en la clase de nuestros protagonistas buscando judíos, Julien mira inconscientemente a Jean y, de forma involuntaria, lo descubre. Otro de los alumnos judíos se esconde en la sala médica, pero la monja lo delata a los nazis. Joseph aparece en el patio de la escuela con un aspecto más cuidado del que habitualmente presentaba. Él ha sido el delator.
Bonnet entra en el dormitorio del colegio custodiado por un nazi para recoger sus pertenencias. Entrega sus libros a Julien en una muestra de amistad y éste, a su vez, le regala su mayor tesoro, un libro de “Las mil y una noches” que ambos habían compartido durante sus jornadas nocturnas.
Mientras todos los alumnos están convocados en el patio, el Padre Jean y los tres muchachos judíos atraviesan el patio escoltados por los nazis. Todos los muchachos despiden con gritos cariñosos al Padre Jean el cual, antes de salir, se detiene mirando a sus alumnos y se despide de ellos con un “Adiós muchachos, hasta pronto”.

Las palabras del propio Louis Malle resuenan al final de la cinta: “Bonnet, Negus y Duprès murieron en Auschwitz. El padre Jean, en el campo de Mauthausen. El colegio volvió a abrirse en octubre de 1944. Han pasado más de cuarenta años, pero hasta el día de mi muerte recordaré cada segundo de aquella mañana de enero”.

CASUÍSTICA
Muchos de los elementos que se desarrollan en la cinta son verídicos y forman parte de la infancia del propio Malle. En este sentido la cinta está construida, al igual que el anterior redactado de la historia, en recuerdos individuales, ajenos en ocasiones unos a otros, que definieron esa etapa vital del director, pero sabiamente mezclados con la historia de los niños judíos que estuvieron en esa escuela en el año 1943 y su interacción con el resto de alumnos. Así podemos constatar los recuerdos reales de Malle en los juegos de zancos, en las clases de gimnasia, en la lectura de un libro prohibido, en los bombardeos aliados y el refugio, en las piernas de una chica joven (en este caso la señorita Davenne al descender de la bicicleta), el fumar a escondidas, los juegos en el bosque, los baños públicos e incluso el acto de la confesión religiosa en una sala oscura. Pero también evoca el amor que profesaba a su madre, así como la sensación de abandono de sus progenitores, especialmente de su padre, que siempre se encontraba trabajando en su fábrica de Thumeries, de donde era oriundo Malle.

El relato relativo a Jean Bonnet contiene tintes verídicos, pero no en la forma que el propio Malle dijo haberlo contado en el metraje. Malle llegó al colegio de Santa Teresa del Niño Jesús, en la población de Avon y cercana a Fontainebleau, en otoño del 43, y en aquel momento Jean Bonnet ya cursaba estudios en la escuela desde el marzo anterior. Ambos eran magníficos estudiantes e incluso tenían cierta rivalidad, pero en ningún momento mantuvieron relación de amistad. De hecho, el propio Malle confesó haber sentido cierta antipatía hacia Bonnet. La detención de este último tuvo lugar tres meses después de la llegada de Malle. El suceso en el bosque sufrido por Malle, que en la cinta deviene metáfora de lo perdido que se sentía en su infancia, fue en compañía de otro alumno, aunque el director quiso escoger esa aventura como el momento clave para reforzar el lazo de amistad ficticio que nunca tuvo con el verdadero Bonnet, quizás en una ulterior muestra de arrepentimiento por la oportunidad perdida.

En la despedida final del Padre Jean, los alumnos formados en el patio se despiden de él con un “Adiós Padre Jean”. En realidad, parece ser que el Padre Jean se despidió con un ”Adiós muchachos, seguid sin mí”, y los alumnos rompieron a aplaudir. Malle no quería un final tan teatral y se inclinó por una opción menos espectacular.

El Padre Jean era, en realidad el Padre Jacques. En la escuela de Avon, de la que era director, existe una placa que recuerda los hechos acontecidos ese quince de enero de 1944, el día de la detención del párroco y los tres muchachos. El Padre Jacques fue nombrado uno de los “Justos entre las Naciones” por parte del Estado de Israel en 1985, y su nombre aparece en el Yad Vashem, museo del Holocausto de Israel. Murió una semana después de haber sido liberado del campo de Mauthausen (fuente: educomunicación.es).

La identidad de los tres muchachos judíos fue ocultada hasta 1988. Sus verdaderos nombres eran Hans-Helmut Michel (Bonnet), Jacques-France Halpern (Dupré) y Maurice Schlosser (Sabatier). El 3 de febrero de 1944, las autoridades alemanas deportaron a los niños a Auschwitz, donde perecieron gaseados a su llegada (fuente: educomunicación.es).

Joseph es un personaje inventado. Se desconoce quién efectuó la delación.

Con un presupuesto de 17 millones de francos, la cinta se rodó entre el 26 de enero y el 27 de marzo de 1987 en la localidad de Provins, en el Departamento de Seine-et-Marne. La escuela de Avon se encontraba en obras y no fue posible filmar ahí, aunque el equipo visitó el centro para conocer in situ el lugar donde se habían desarrollado los acontecimientos. El propio director de la escuela de Provins aparece en la cinta como el profesor de gimnasia.

VALORACIÓN
Así como Truffaut alumbró su alter-ego en el personaje de Antoine Doinel en “Los cuatrocientos golpes”, Louis Malle hizo lo propio con Julien Quentin en la cinta que nos ocupa. Pero a diferencia de Truffaut, que además dio continuidad a Doinel a lo largo de su filmografía, Malle no lo hizo con su opera prima, sino al contrario. Tardó casi veinte años en ser capaz de articular y contar una historia y una etapa de su vida que quizás le reconcomía en algunos aspectos personales, y solo fue capaz de hacerlo llegada su madurez personal. Emprendió el rodaje a la vuelta de su etapa americana para retomar, nuevamente, un tema que había dividido a la sociedad francesa en “Lacombe Lucien (1974), el del colaboracionismo con los nazis. Las polémicas surgidas con “Un soplo al corazón” (1971) y con la mencionada anteriormente, provocaron su éxodo temporal a Estados Unidos

A través de los ojos de Julien nos acercamos a la pérdida de la inocencia que supone ser partícipe de unos acontecimientos tan trágicos como los que en la cinta discurren y asistimos, tristes y afligidos, a la constatación de la propia naturaleza humana. Pero a pesar de la dureza de los acontecimientos acaecidos, Malle huye, a lo largo de toda la cinta, de cualquier maniqueísmo que pueda censurar a unos u otros, mostrándonos en general a unos personajes humanizados pero condicionados por sus circunstancias personales. Quizás el único atisbo de crítica personal que se atrevió a señalar, fue el del alineamiento de los milicianos franceses con los nazis, pues incluso las apariciones de estos últimos en la cinta son de absoluta objetividad, y no concuerdan con el trato que el cine generalmente les depara: el soldado que se quita el caso para pedir educadamente la confesión, el buen trato que los soldados dan a nuestros protagonistas cuando son capturados en el bosque o incluso, el más evidente, cuando son los propios nazis los que echan del restaurante a los milicianos diciendo que solo quieren comer en paz. Incluso el propio Joseph no es censurado por Malle por su delación, pues comprende sus circunstancias.

El relato de los hechos se nos presenta con cierto aire documental, género que Malle había cultivado anteriormente en numerosas ocasiones, y es precisamente este carácter el que dota a la cinta de una ausencia total de sensiblería en la que sería fácil incurrir. No, no es la intención de Malle; nos ofrece un fresco filmado desde la distancia -a pesar de tratar unos hechos tan cercanos- con el objetivo de no influir en el público ni condicionarlo y cada uno debe extraer sus valoraciones de lo sucedido y los personajes. Una paleta de colores pálida y fría -a excepción del carmín de los labios de su madre- y un rodaje en días nublados, sin apenas rayos de sol, combinado con cierto grano en la película, crean un efecto de cinta mucho más antigua, más acorde a los momentos vividos.

Los temas tratados son muchos y variados, algunos tratados de forma profunda, otros tangencialmente, aunque todos ellos de forma magistral: desde la relación paterno filial, el valor de la amistad y la injusticia social, hasta el colaboracionismo y la delación, pasando por el descubrimiento de la naturaleza sexual, la enuresis del personaje que también Malle sufrió e incluso quizás algún vicio reprimido de un párroco del colegio. Pero en cualquier caso el tema más importante que subyace en esta catarsis personal de Malle, es un viaje al pasado sobre lo que pudo ser y no fue: una oportunidad perdida en la vida como las que muchos de nosotros nos cruzamos inconscientemente a diario. Pero Malle no; Malle supo girar su mirada en el tiempo y, gracias a la magia del cine, pudo remedar su infantil error el cual, según parece, lo persiguió durante toda su vida. El crítico Pierre Billard resume perfectamente en su biografía sobre Louis Malle lo que esta cinta supuso para el director: “el film de la revancha sobre el niño inmaduro que él no se perdonaba haber sido, el film del arrepentimiento sobre un tiempo mal vivido, sobre un compañero mal amado” (fuente: Enric Alberich en su libro “Louis Malle”)

A la salida del estreno en el festival de Telluride, un Louis Malle bañado en lágrimas sentenció: “Esta película es mi historia, por fin está contada”. (fuente Filasiete.com / Fernando Gil Delgado).


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