Alfonso LG

Alfonso, como tu has dicho, has vendido tu alma al diablo tantas veces por conseguir ediciones chulas, que no te salva ni Constantine ;)
El documental lo apunto

No, James, para nada. No soy tan exquisito. Odio a todos por igual ^^

Tienes algo en contra de la gente que no ve cine de terror Alfonso LG? A mí tampoco es un género que me vuelva loco con decirte que no he visto El Exorcista ni El Resplandor está todo dicho.

¿Desde el infierno? ¿Ahí supones que acabaré? Eres muy amable, Jack. Gracias ^^
De ahí la edición que más valoro es el documental “Call me Paul”. Eternamente agradecido por ello. Y las demás, estoy como tú ;)

Salvo la primera de Resonator el resto no las he visto.
Haz el sotano más profundo y puedes desde el infierno ir cuando quieras.
Y sino, me avisas que yo custodio

Slowpoke, como deseéis:
https://www.instagram.com/reel/DMx5BA_p7XM/?igsh=MWRtMGg1ZGN1Zm05Ng==

Esta vez me he leído el relato entero y ahora quiero la segunda parte, que sea estilo la peli de Casper o Bitelchus pero que el fantasma de la casa encantada sea un coleccionista de mubis xD

No, no, a mí dejadme en paz jaja
¿Eres intolerante al terror? Te estás perdiendo grandes películas. ¡Ponte alguna aunque sea tras un cojín y los ojos cerrados!

Alfonso no te preocupes, cuando nos dejes te resucitaremos cuál Frankenstein para que puedas seguir cuidando y ampliando esa colección :)
O meteremos tú conciencia en un Terminator y asi además te puedes ir de fiesta con Ángel Jesús, lo que prefieras :)
Gran foto, pero eso no es para mí, hiere mis sentimientos ese tipo de cine :)

Jajajajajaj

¿Y no te pica ni un poquito Blackcelona? Al bosque y PUM

Pues nada
Nos pegaremos todos un tiro para quedarnos en el limbo con nuestra colección
Aunque yo si tengo.herederos, pero que se jodan, que se hagan ellos una, jejejeje
De las pelis que presentas paso de comentar o si.....
No son para mi

Octubre había teñido el cielo de gris nuboso cuando Alcornoque LG, coleccionista de películas, gatos disecados y decepciones, descubrió que si la muerte le sorprendía toda su colección quedaría sin heredero. Vivía solo en un caserón cuyas ventanas parecían ojos tristes y los pasillos murmuraban en las noches de viento. Las habitaciones habían dejado de ser cobijo para el errante para transformarse en espacios dedicados al almacenaje de su colección. En los armarios, donde antes se escondían los monstruos, había ahora cintas VHS. En el sótano, antes lúgubre y dedicado a la resurrección de los muertos por medio de rayos y ciencia, ahora solo habia estanterías y vitrinas repletas cual juego de Tetris.
“¿Quién quitará el polvo a todo esto cuando yo falte?” empezó a preguntarse viendo que los años se le echaban encima como gorda diabética sobre tarta de triple chocolate. "¿Quién colocará una y otra vez esto aquí y allá si mis manos quedan inertes?”.
El miedo, sutil al principio, se instaló como una humedad helada en su pecho. “La Muerte, eso es, es la Muerte que me acecha que quiere apropiarse de mi colección. ¡Perra envidiosa!” Comprendió que algo tenía que hacer para evitar que eso pasase y lo primero que vino a su mente fue “pactaré con el diablo para que me conceda la vida eterna a cambio de mi alma”
-¡Pero tú no tienes alma, hdp! -contestó el diablo cuando fue invocado. Tú eres coleccionista, la perdiste hace tiempo con aquella edición ultra limitada que pediste, y por si lo olvidaste te cito: “daré lo que sea por ese steelbook barnizado sin idiomas conocidos y relieves triples solo para fliparme en mubis”
La lluvia otoñal comenzó a caer sobre los vitrales como lágrimas de hierro cuando su corazón se rompió al quedar demostrado que lo perdería todo a manos de la Muerte. Con paso derrotado recorrió el caserón hasta llegar a la puerta principal, la cruzó y se perdió entre los jardines bajo la lluvia cada vez más rabiosa. Echó un último vistazo atrás. Las gárgolas del tejado se inclinaban hacia él como centinelas espectantes, pendientes de su próximo movimiento. “Si he de perder mi colección y la Muerte la ha de reclamar, no será por su mano” susurró mientras el caserón desaparecía tras de sí entre los árboles del jardín. Decidido a acabar con su vida, se colocó una pistola en la sién y apretó el gatillo. Se oyó una pequeña detonación que quedó camuflada por la ira de la tormenta que se acababa de desatar.
El caserón, ya vacío de cualquier vida tragicómica, recibió la visita de una atronadora y sádica carcajada.
“Por fin es toda mía. ¡Mía! ¡Míiiiiiiiia!” gritó una voz espectral, una que recordaba a su legítimo propietario… Alcornoque LG. Había encontrado, por fin, la manera de habitar aquel lugar para toda la eternidad…