Vicente Ferrer

El jesuita Vicente Ferrer deja su Cataluña natal para ir la India con el propósito de ayudar a transformar el desértico paisaje de Anantapur en tierra fértil y convertir a la casta de los dálits en ciudadanos de pleno derecho en un país donde siempre han sido considerados intocables. Su labor no es bien recibida por sectores influyentes que solicitan al Gobierno su expulsión del país. Ferrer sufre continuos encarcelamientos y amenazas e, incluso, llega a crearse un Frente Unido Antiferrer que logra su propósito al expulsarle del país en 1968. En 1969, Ferrer ya con 50 años y acompañado por un reducidísimo grupo de fieles colaboradores vuelve en silencio a un país que siente como suyo. Entre los miembros del grupo que le acompañan se encuentra Anne Perry, quien se convertirá en su futura esposa y socia principal de su incierta empresa, algo que enfrentará a Ferrer a los jesuitas. Pero convencido de que "La pobreza y el sufrimiento no se entienden, se combaten", y armado de una humildad asombrosa, el que empieza a ser conocido internacionalmente como el santo de Manmad, vuelve a empezar su tarea desde cero, consciente de que ya sólo hay una manera de hacer las cosas: mirando exclusivamente hacia delante.