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MacNamara

62 años Hombre
Barcelona

Se unió a mubis el 15 Febrero 2016

CineClubMubis: “Deseando Amar” de Wong Kar-wai (2000)

CineClubMubis: “Deseando Amar” de Wong Kar-wai (2000)

12 comentarios

alexromerodelaosa
alexromerodelaosa hace más de 4 años ...

Desando amar y 2046 son de mis películas favoritas de todos los tiempos, gracias por el aporte, así da gusto pasarme por aquí


MacNamara
MacNamara hace más de 4 años ...

Jajaja. Lo intentaré @Gothia, pero sin prisa xD!

Gracias a vosotros por pasaros y comentar @Cortos de cine y @Angel Jesus. Saludos


Angel Jesus Martin Soto
Angel Jesus Martin Soto hace más de 4 años ...

Muy buen aporte MacNamara.


Cortos de cine
Cortos de cine hace más de 4 años ...

Hola MacNamara.
Es un placer como siempre poder leerte y poder aprender de un usuario como tu en muchos aspectos.
Gracias por este gran post. Esta película la tengo pendiente e intentaré subsanarlo lo antes posible.
Es cierto que tengo a Wong Kar-Wai olvidado y eso es practicamente imperdonable!!!
Gracias por darme la oportunidad de seguir aprendiendo día a día cosas!
Saludos!


MacNamara
MacNamara hace más de 4 años ...

@Gothia, "2046" es una locura, pero... ¡qué locura xD! Me encanta, y cuando redactaba estas líneas, me estaba planteándome darle la continuidad con otro CineClubMubis.
@calico31, para el análisis ayer revisioné 2 veces la cinta (y ya van 5 o 6 desde que la compré), y leyendo vuestras palabras me han cogido ganas de volverla a ver ahora mismo!!!
@Alien, como siempre es un placer leer tus palabras, e indiscutiblemente tienes un gusto exquisito para los regalos. No me extraña la alegría de tu amigo...
@Fassbinder: yo también hacía muchos años que no la veía, pero no deja de ser curioso que, con una actitud proactiva respecto a este tipo de cintas, descubres nuevos detalles en cada visionado que antes se habían pasado por alto.

Muchas y sinceras gracias a los cuatro por comentar.


Fassbinder
Fassbinder hace más de 4 años ...

Al igual que el particular cine de Tarkovsky, que el otro día analizó de forma muy acertada el compañero Gothia. Aquí nos encontramos a otro autor que desarrolla sus historias, con una precisión milimétrica, una sensibilidad extrema, y una belleza visual demoledora.
Y claro está, ante este tipo de cine tan especial, si no eliges bien el momento y te entregas al máximo, difícilmente te podrá atrapar.
Mi recuerdo de la única vez que la ví mediante ese DVD que comentais, hace ya bastantes años, es bueno, incluso diría notable. Aunque deduzco por mi falta de interés en repetir la experiencia, que me quedé a medio camino entre un correcto visionado, con otro plenamente satisfactorio,
Y es por ello que te agradezco MacNamara este completísimo y magnífico aporte. Porque a la vez que te iba leyendo y deleitando con tus apreciaciones, me estabas conduciendo irremisiblemente a darle a esta obra una segunda oportunidad.


Alien
Alien hace más de 4 años ...

Un aporte magnífico, poco se puede decir más. Muchas gracias por compartir este análisis de una película que, para quien le guste, quedará atrapado para siempre. Digo esto último de forma no gratuita, porque conozco a una persona cuya amistad comenzó al mantener con ella una conversación sobre esta película. Pude conseguirle una edición y se la regalé (durante meses me lo estuvo agradeciendo, sí, meses). Y la banda sonora la escuchaba con frecuencia. Lo dicho, una película que a muchos atrapa.

Enhorabuena MacNamara, y muy contento de que vuelvas a subir aportes. Realmente se echaba de menos.


calico31
calico31 hace más de 4 años ...

Jugosa información y menudo curro... Gracias por este pedazo de aporte. De la película no hablo... Lo has dicho todo. Que ganas de volver a verla...


MacNamara
MacNamara hace más de 4 años ...

Muchas gracias por tus palabras @ryder y totalmente de acuerdo contigo: esta película MERECE -así, en mayúsculas- una edición en toda regla, no solo en calidad de imagen sino en contenido, mínimo como la EEC en DVD que comentamos. Es puro cine.
Muchas gracias también a ti @Ben Shockley. Esa es una de mis intenciones, que aquellas personas que muestran su disgusto con la cinta, que los hay, puedan revisitarla con nuevos elementos que quizás no habían valorado. Como ya he dicho, es una cinta muy especial.
Muchas gracias a los dos por comentar.

Por cierto, he detectado un gazapo: en la primera línea de "Recursos de la película" ha de ser "vasto" y no "basto". Siento el error.


Ben Shockley
Ben Shockley hace más de 4 años ...

Excelentes reflexiones de la actualidad mundial y magníficas disquisiciones al respecto de la película, que a mí y supongo que a muchos otros, se nos han pasado por alto y que harán que sin duda alguna, la próxima vez que la vea lo haga con una percepción absolutamente diferente y más enriquecedora de su visionado.

Mi respeto, mi admiración y más profundo agradecimiento por una aportación tan magnífica, didáctica y precisa, amigo MacNamara.

!!!Al final va a ser un gustazo entrar en mubis!!!


ryder
ryder hace más de 4 años ...

A la pregunta de porqué seguíamos entrando en mubis del otro día respondería de manera clara. Por aportes como este.
Gracias, MacNamara, por otra clase de cine. Yo también tengo el DVD y esperando como agua de mayo a que mediatres o a contracorriente nos deleiten con una edición en BD a la altura de la película.


MacNamara
MacNamara hace más de 4 años ...

Por motivos que no vienen al caso, he seguido con cierta atención las vicisitudes de Hong-Kong en los últimos treinta años, de manera que determinados hechos recientes me hicieron recordar el otro día una frase que Wong Kar-wai pone en boca de uno de los personajes en esta cinta. Motivado por ese recuerdo me animé a verla de nuevo y, como consecuencia del visionado, a hacer un CineClubMubis con el que compartir mi pasión por ella. Y… ¿cuáles son estos hechos?, pues el descontento que se esta viviendo en la excolonia británica, con la propuesta del proyecto de ley que permitiría la extradición de sospechosos de Hong-Kong a China para ser juzgados allí, y que ha generado enormes concentraciones de la población para mostrar su disconformidad y defender sus derechos. Casualmente, y mientras preparo y escribo estas primeras líneas, me llega la noticia que se acaba de retirar la polémica propuesta, aunque ahora queda por ver qué tratamiento se dará a los manifestantes detenidos.

Hemos escuchado más de una vez aquello de “un país, dos sistemas”, y si bien es cierto que hay diferencias substanciales en lo que compete al sufragio, a la moneda utilizada y su fluctuación, e incluso al propio idioma oficial, la realidad es que el acuerdo de reintegro firmado entre el gobierno chino y Gran Bretaña tiene fecha de caducidad: 2047. El 1 de Julio de 1997 Hong-Kong pasó a ser una Región Administrativa Especial dentro de China, pero ese acuerdo tiene una duración de 50 años, momento en que la excolonia pasará a quedar plenamente integrada en el gigante asiático. ¿Qué ocurrirá con los elementos diferenciadores que la caracterizan? El tiempo nos lo dirá, pero lo que me parece evidente es que a Wong Kar-wai le preocupaba este tema en el momento de la realización de la cinta y quiso dejar constancia puntual -solo muy puntual- de ello.

La película transcurre en la década de los 60 y el director explicaba en una entrevista los movimientos migratorios entre la China continental y la colonia en esos años para justificar el porqué uno de los personajes dejaba la colonia. Concretamente la propietaria de la pensión, la Sra. Suen, se plantea marchar a Estados Unidos, donde vive su hija, porqué “…bueno, mi hija está preocupada por la situación de Hong-Kong dentro de unos años, aunque pase lo que pase, yo no quiero irme”. Insisto, la acción se desarrolla en la década de los 60, la colonia se reintegra a China en 1997 y la cinta es del 2000. ¿De verdad vamos a creer que esa frase del personaje no escondía el propio miedo del director? Tengamos en cuenta que Wong, aunque nacido en Shanghái, marchó a Hong-Kong a la edad de 5 años, y que su familia hablaba mandarín y el dialecto de Shanghái, mientras que en Hong-Kong se habla mayoritariamente cantonés, por lo que hubo de sufrir un fuerte proceso de adaptación que cambiaría, en mi opinión, sus raíces personales. Aparte de la frase de la propietaria de la pensión, “Deseando amar” nos deja otra pista: la habitación en que tiene lugar parte de la acción es la 2046, último año en que la excolonia aún gozará teóricamente de cierta independencia. ¿Alguien da más?

Pues sí. El propio director comenta que en 1997 mientras buscaba localizaciones para “Deseando amar” encontraba otras para otra película que también rondaba en su mente, y que ambas se desarrollaban conjunta y paralelamente en su cabeza, aunque debía centrar sus esfuerzos en la primera, puesto que la capacidad financiera no le permitía en esos momentos encauzar un proyecto tan vasto. En cualquier caso, es evidente que el año escogido para el título de la segunda no es gratuito y no deja de ser un homenaje a ese último año en el devenir de la excolonia, al tiempo que crea un enlace con la habitación de hotel de “Deseando amar”: me refiero a la cinta “2046” (2004). Aunque me voy a centrar exclusivamente en “Deseando amar”, Wang Kar-wai ha llegado a insinuar que ésta es sólo un capítulo de aquella, es el pasado de 2046, que representa el presente y el futuro. El epílogo que aparece escrito sobre fondo negro al final de “Deseando amar” así nos lo dice:

“Él recuerda aquellos años, como si mirara a través del cristal de una ventana cubierta de polvo. El pasado es algo que podemos recordar, pero no tocar, y todo lo que se recuerda es borroso y vago”.

“Deseando amar” es una película romántica, de eso no hay duda, aunque hemos de reconocer que reinterpreta todos los cánones del género al uso, y es ahí donde radica la especial concepción que el director da a la cinta: el grano, la luz y los tonos de color, la banda sonora, el vestuario -especialmente de ella-, la comida -que ocupa un lugar especial a lo largo de todo el metraje-, los ambientes reducidos y claustrofóbicos, la representación del tiempo mediante símbolos que se repiten como la lluvia sempiterna, los relojes y los espejos…, todos ellos elementos que, en detrimento en gran medida del escaso diálogo de la cinta, van desfilando ante nuestros sentidos y dan concepción a la historia de amor. No esperemos pues encontrarnos una trama al uso, pues Wong Kar-wai, con una práctica ausencia de guion, la dinamita por completo. Pero vayamos por partes.

TÍTULO ORIGINAL EN MANDARÍN: Fa yeung nin wa
TÍTULO ORIGINAL TRADUCIDO: He encontrado dos traducciones literales diferentes: “La magnificencia de los años pasa como las flores” y “El frescor de las flores se mantiene con el tiempo”. Por cómo se desarrolla la película y su intencionalidad, me inclino más por la primera
TÍTULO ADOPTADO PARA INGLÉS: In the mood for love. Cuenta Wong Kar-wai que un día encontró en una tienda el CD de Bryan Ferry “As time goes by”, y que al escuchar el tema “I’m in the mood for love”, se percató que la versión de Ferry de la popular canción encajaba con muchas de las secuencias que había montado en su cinta. Así decidió el título comercial en inglés para su película e incluso la pieza llegó a sonar en el tráiler inicial de la misma, aunque finalmente desapareció en favor de los maravillosos acordes de Shigeru Umebayashi.

REPARTO
• Maggie Cheung (Su Li-zhen / Sra. Chan)
• Tony Ciu-Wai Leung (Chow Mo-wan)
• Ping Lam Siu (Ah Ping)
• Rebecca Pan (Sra. Suen)

SINOPSIS
La cinta se sitúa en Hong-Kong en el año 1962, y narra la relación entre el Sr. Chow, redactor en un periódico, y de la Sra. Chan, secretaria de dirección en una empresa de exportación.
El Sr. Chow quiere alquilar una habitación para él y su mujer en la pensión de la Sra. Suen, pero se cruza con la Sra. Chan que acaba de alquilar la última habitación disponible para ella y su marido. Entonces la Sra. Suen propone al Sr. Chow que pregunte en el piso contiguo, el de los señores Koo, puesto que tienen una habitación disponible. Así es como ambos llegan al edificio el mismo día, y es así como también coinciden en el día de mudanza, produciendose una cierta confusión entre los trabajadores del traslado sobre lo que pertenece a cada uno de ellos.

Los continuos viajes de negocios del Sr. Chan y las largas jornadas laborales de la Sra. Chow van provocando la soledad de nuestros protagonistas que, poco a poco, entablan una cierta relación de amistad. El paso del tiempo no hace solo ahondar la soledad de sus vidas, sino constatar además el peor de sus temores: sus respectivos cónyuges tienen una aventura en común. La sensación de desdicha y abandono se transforma, con el devenir de los días, en una contenida atracción mutua.

PROYECTO
“Deseando amar” debía ser una cinta que abarcara diez años de historia de nuestros protagonistas, desde el Hong-Kong del 62 pasando por el Singapur del 63, la Camboya del 66 y la vuelta a Hong-Kong hasta el 72, pero las limitaciones financieras y la complejidad que implicaba un cambio substancial de ambos personajes entre lo que vemos en la cinta y en como se transforman en esos diez años, hicieron recapacitar al director sobre qué quería ofrecer en su proyecto. Así la relación entre ambos se concentra finalmente en los primeros años en Hong-Kong y esporádicamente en Singapur. La edición y montaje de la cinta redujo a 95 minutos una duración ligeramente superior a las dos horas.

Se dice habitualmente que “Deseando amar” conforma una trilogía iniciada por “Días salvajes” (1990) y finalizada con “2046” (2004), punto que no puedo corroborar por el simple hecho que no he visto la primera de ellas. A pesar de todo, Wong Kar-wai parece no confirmar este extremo, puesto que en una reciente entrevista ha manifestado estar preparando, bajo el título de “Blossoms”, la tercera parte de la trilogía iniciada por “Deseando amar” y “2046”. (fuente: Cinemanía /19-03-2019). Estaremos pues atentos a esta cinta.

RECURSOS DE LA PELÍCULA
Como comentaba anteriormente, la cinta nos ofrece un basto despliegue de recursos que nos ayudan a construir sensorialmente la trama y me gustaría referirme a ellos. Antes sin embargo quisiera esclarecer un punto: la cinta contiene diferentes etapas temporales en función del país dónde se desarrolla la escena, y ello no tiene más trascendencia. Sin embargo, y para comprender la película, debemos tener claro que es en la primera etapa de Hong-Kong donde realmente se dan los hechos importantes que acontecen y cómo nos lo cuenta el director. En el primer tramo de esa etapa, y justo hasta el momento en que, después de una cena en un restaurante, ambos son conscientes que sus cónyuges tienen una aventura en común, el metraje se desenvuelve en una linealidad temporal constante, los tempos son uno detrás de otro y todo es realidad. A partir de esa cena, y en la medida en que en ambos despierta su mutua atracción, se suceden una serie de cortas escenas que se mezclan no solo temporalmente, sino también en la imaginación de nuestros protagonistas. ¿Es esa escena cierta o solo un deseo de él o de ella? El paradigma de lo que comento es que, en diferentes escenas consecutivas, se tutean o se tratan de usted aleatoria y desordenadamente, confundiendo al espectador. Insisto, la sucesión de escenas cortas es muy apabullante y podemos llegar a pensar que dos escenas distintas son una misma, o si aquello que vemos es realidad o fruto de la imaginación de nuestros protagonistas. Para poder diferenciar claramente una escena de otra, hay un truco que luego comento, aunque es evidente que deberemos prestar bastante atención a la actitud y palabras de los actores para diferenciar cada una de ellas.

Uno de los elementos clave en la construcción de la historia es la repetición. Cada día en la vida de nuestros protagonistas está cubierto por una pátina de cotidianidad, representada por el continuo recurso a los mismos elementos: el reloj del despacho, el humo de los cigarrillos, los juegos de espejos, la escalera del restaurante, el pasillo de la pensión, la música… Cada día es igual al anterior, y solo los breves instantes en que ambos comparten una comida o un paseo frugal alteran esa perpetua repetición de sus vidas. Son continuas las escenas que nos sugieren que el tiempo parece detenido dentro de esa monotonía, pero hay una que ilustra magníficamente esa sensación: la Sra. Chan sentada en una silla, encuadrada por las paredes del oscuro pasillo, pero tenuemente iluminada por la luz de la cocina. ¿El tiempo detenido? Lo parece, pero no. En el lado derecho del encuadre, el humo de una tetera de la que solo asoma el caño nos avisa que el tiempo no se detiene.

Los cónyuges adúlteros, a pesar de ser los artífices de la trama, los que la provocan, no tienen cabida en la cinta: Wong Kar-wai los condena al ostracismo no mostrándonos nunca sus caras, siempre vueltos de espaldas o dentro de una habitación en la que solo escuchamos su voz. No son relevantes para desarrollar una historia de amor quizás platónica y sutil, quizás real, de la que conocemos sus intenciones por boca de los auténticos protagonistas, pero de la que desconocemos ciertamente los hechos acontecidos porqué no se nos muestran explícitamente. Será la imaginación del espectador la que deberá guiarlo hasta la conclusión final de esa historia.

El director hace un ejercicio de cámara digno de admiración. Las tomas de interior se desarrollan en espacios estrechos y angostos, que obligan a los personajes a una cierta cercanía física que incluso los llega a incomodar. Los encuadres imposibles se repiten constantemente, desde tomas a ras de suelo, debajo de la cama o detrás de una lámpara, y nos sumergen en ese espacio casi asfixiante. En ocasiones, es la cámara la que espera, quieta y avizor, la aparición del personaje en la escena, sea en un pasillo, una escalera o una esquina de la calle. Sublimes resultan las imágenes de la escalera que desciende al restaurante donde habitualmente van a comprar comida.

Otro elemento caudal de la cinta es, junto con la música, la brillante fotografía del australiano Christopher Doyle, colaborador habitual del director. Doyle utiliza diferentes recursos para conseguir esa esfera de cierta irrealidad que desprenden muchas de las escenas: desde combinar una baja intensidad de la luz y generar juegos de sombras imposibles hasta la utilización de filtros que deforman los colores reales y convertir así determinados espacios en ambientes que rozan casi lo fantástico. En cualquier caso, un cierto recurso al grano y el empleo de tonos metálicos dotan a la cinta de un sabor estético muy de los años 60, especialmente necesario en esa parte de la etapa en Hong-Kong.

La música adquiere en determinadas escenas un valor casi místico. El director escogió para la cinta una mezcla de diferentes estilos, desde canciones tradicionales chinas -por cierto, una de ellas de la propia actriz Rebecca Pan, quien fue una consagrada cantante en su país en la década de los 60-, hasta tres boleros de Nat King Cole cantados en castellano. La presencia de esos boleros no resulta un capricho. Explica Wong Kar-wai que durante su infancia la música en Hong-Kong recibía mucha influencia de Filipinas, y allí era muy habitual escuchar música latina. Nat King Cole fue un notable cantante y pianista, un grande del jazz, pero también supo cultivar como pocos el mercado hispanoamericano. Sus grabaciones en Cuba y México cristalizaron en tres discos cantados en castellano que tuvieron un gran éxito internacional. Parece ser que era el cantante preferido de su madre. Puedo dar fe que también lo era de la mía, y así conozco prácticamente todas las letras de las canciones de ese primer disco que fue “Cole Español”.
Pero si hay una pieza que destaca en esta película, y que en mi opinión ha alcanzado esa difícil cota que supone no poder disociar una imagen de una pieza musical, esa es Yumeji’s theme, una suerte de vals del compositor japonés Shigeru Umebayashi. Umebayashi era, en su juventud, el líder de una banda de rock japonesa, pero cuando la banda se disolvió empezó a escribir música para el cine. El Yumeji’s theme lo compuso en 1991 para una película japonesa que pasó totalmente desapercibida, pero años después lo recuperó para incluirlo en la cinta de Wong Kar-wai. La pieza es elegante, sofisticada y embriagadora, hasta el extremo que el director adaptó la velocidad de los fotogramas hasta conseguir que cadencia musical y ritmo visual coincidieran. Así, cada vez que suena Yumeji’s theme, los movimientos de los personajes se ralentizan, se acompasan, generando escenas de gran belleza y sensualidad en las que hay tímidos cruces de miradas, deseos no pronunciados, pecados no cometidos. La elegancia y sofisticación de las que hace gala Maggie Cheung al subir o bajar las escaleras, o al caminar por la calle mientras bambolea una fiambrera, quedan potentemente realzados por los compases de esta belleza musical.

Otro elemento que subyace explícitamente a lo largo de todo el metraje, como un elemento más de repetición, es el acto de comer. Bien sea en un restaurante, bien con comida para llevar, son innumerables las escenas en que aparece ese elemento; el director matiza que es clave para situar el tiempo durante la cinta, puesto que diversos alimentos que se van sucediendo son de temporada, por lo que para los conocedores de la cocina asiática les sería fácil identificar que determinadas escenas tienen lugar durante el verano por la comida que se nos presenta en pantalla. En mi opinión no es en absoluto relevante en qué estación del año nos encontramos para el adecuado desarrollo de la trama, no creo que influya en absoluto, pero en cualquier caso está bien conocer la intención del director.

Mención especial requiere el tema relativo al vestuario. Comentaba al principio de este párrafo que hay un elemento que nos puede ayudar a diferenciar escenas y es precisamente este. Durante todo el metraje la Sra. Chan viste elegantes vestidos chinos, todos ellos con el mismo corte y patrón, pero que se diferencian claramente por el estampado. El número de estampados es abrumador, un total de 46, pero es una herramienta muy útil para la segunda parte de la etapa de Hong-Kong, pues nos permite diferenciar si esa escena que estamos viendo es o no continuación de la anterior. La elegancia y voluptuosidad con las que Maggie Cheung viste esas telas resultan embriagadoras.

EDICION EN DVD
A la espera que sea editada en Blu-ray -veremos- he de decir que la edición en DVD Edición Especial Coleccionista, se deja ver muy correctamente, pero donde despunta notablemente es en los generosos extras que acompañan a la película, que incluye el final alternativo que rodó el director, así como escenas de ese proyecto inicial que tenía en mente y que al final desechó. Muy útiles para acabar de entender esa historia que construye.
Apuntar que hay algunos errores en el doblaje en castellano de la película. El más importante es cuando la Sra. Chan llama a la puerta del piso de los señores Koo, que han alquilado la habitación al Sr. Chow y su esposa. La excusa para llamar es que había escuchado voces y quería hablar con el Sr. Koo. Quien abre la puerta es la Sra. Chow -la identificamos por su corte de pelo pues no le vemos el rostro- pero la voz que ponen en el doblaje corresponde a la propietaria de la pensión, la Sra. Suen. Un error de bulto que inicialmente te deja descolocado hasta que lo detectas.

Finalizaré diciendo que “Deseando amar” es una de mis películas preferidas. No sé muy bien porqué, quizás por todo lo que he explicado o por nada en particular, pero sí sé que las escenas que desfilan ante mí al compás del tema de Umebayashi me tienen cautivado, hipnotizado. Es una historia de amor diferente, quizás y probablemente incluso irreal e ignota, pero la forma en que Wong Kar-wai nos la cuenta, me tiene irremediablemente atrapado.


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