Hawks

Yo sigo pensando que hay algo mas detras, no se si creerlo todo.

El artículo dice que la revelación dista de ser fantástica, pero la verdad a mí me parece que tiene elementos fantásticos.

Segunda parte de la noticia que colgué hace unos días.

El misterioso artefacto recibido por la Universidad de Chicago ha tenido una historia casi tan accidentada como la del propio 'Indy'. Puedes leerla aquí. Por CINEMANÍA

Ya nos lo avisó el propio 'Indy' en La última cruzada: los mapas de tesoros enterrados no sirven, y una "X" nunca jamás marca el lugar. Algo que se ha cumplido una vez más, tristemente, a la hora de rematar la historia sobre el misterioso paquete destinado a Indiana Jones que llegó la semana pasada a la Universidad de Chicago. Sí, ese que contenía, entre otras cosas, el diario de Abner Ravenwood (el padre de Marion) con sus hallazgos sobre el Arca de la Alianza. Mientras los más realistas, empezando por los miembros de dicho campus, especulaban sobre un bromazo planeado por un alumno, y otros elucubraban ya sobre un portal dimensional oculto en el Pozo de Almas, la verdad sobre el autor del artefacto iba saliendo poco a poco a la luz. Y, aunque dista mucho de ser una revelación fantástica, es mucho más interesante de lo esperado...

Resulta que el paquete es obra de Paul Charfauros, un artesano residente en la Guam (una isla del Pacífico que pertenece a EE UU como 'territorio asociado). La especialidad de Charfauros es elaborar objetos de colección para cinéfilos, para después subastarlos en eBay, y este envío postal para el Dr. Jones había sido su última creación. En concreto, según cuenta Nerd Approved, el paquete recibido en Chicago iba destinado a un comprador italiano, quien como ya estarás imaginando nunca lo recibió. ¿Cómo llegó la carta a la universidad?

Pues, según la misma fuente, por una peripecia que le hubiese encantado al propio 'Indy': durante su periplo por las estafetas del mundo, concretamente en Hawaii, el contenedor que guardaba el paquete se rompió... y un empleado de Correos decidió hacerlo llegar a la dirección escrita en el sobre interior. Que no era, por supuesto, la del destinatario original, sino (como ya te contamos) la del edificio de la Universidad de Chicago que albergaba, en los años 30, el departamento de Arqueología. Según detalla nuestra fuente, es sorprendente que el servicio postal de EE UU diese por bueno el envío, puesto que los sellos (egipcios) pegados al sobre eran falsos.

Parece que la historia ha tenido un final feliz, pese a todo: el propietario del paquete ha renunciado a él, no sabemos en qué términos, y Paul Charfauros ha decidido donarlo a la Universidad de Chicago, que lo exhibirá para los visitantes de sus instalaciones. Esperamos que, junto a esta joya de colección, se muestre una placa contando su historia. Como diría Henry Jones Senior: "¡Debería haber mandado el diario a los Hermanos Marx!".