Ben Shockley

Aunque conocía superficialmente las exigencias de McQueen en ese rodaje, el detalle y el excelente desarrollo de tu explicación me han encantado e ilustrado a la vez. Gracias por el aporte @Ben Shockley.

Muchas gracias a tod@s por pasar por el post y dejar vuestros comentarios.

Un saludo mubier@s!!!

Super interesante, aportazo Ben Shockley :-D.

Gran aporte desconocía muchos de los detalles.

Pues conocía la historia en parte pero "El coloso en llamas" es una película que adoro y que respeto enormemente, no solo por su elenco que es extraordinario, sino porque para la época en la que se hizo esté muy bien hecha.

Por otro lado, me hubiese parecido interesante ver a Clint Eastwood como jefe de bomberos.

Por cierto, la foto es genial!!

La conocía pero estos post se agradecen, gracias ben-shockley

Harto interesante este post. Gracias por compartirlo, de veras.

Conocer la intransitoria de las pelis, gran acierto este post.
Ánimo y a por más, gracias.

Gracias por la historia, Ben Shockley. A grandes rasgos ya la conocía. A McQueen se le subió a la cabeza un poco el estrellato. Y no deja de ser curiosa la inspiración de las novelas. Ahora, desgraciadamente, ya sabemos las consecuencias de algo así en las torres gemelas.

La historia del rodaje de El Coloso en llamas me encanta contarla a quien no la conoce, y es que ciertamente a McQueen se "le fue la olla" con las exigencias. Y vista la película, y unas cuantas veces además, siempre me quedaré con Newman y su papel.

Paul Newman y Steve McQueen habían coincidido en la película “Marcado por el odio” (Somebody Up There Likes Me 1956 Robert Wise), con el segundo en un papel insignificante y casi irreconocible.

Mucho cambiaron las cosas desde esa película hasta el rodaje de “El coloso en llamas” (The Towering Inferno 1974 John Guillermin) en la que ambos actores, ya estrellas, volvieron a coincidir, y Newman tuvo que someterse a las exigencias de su compañero de reparto, obsesionado por obtener el tan ansiado Oscar que se le resistía desde su única nominación por su interpretación del mecánico naval de la Armada de los Estados Unidos Jake Holman en “El Yang-Tsé en llamas” (The Sand Pebbles 1966 Robert Wise).

El film dirigido por Guillermin, (aunque Irwin Allen fue quien dirigió todas las secuencias de acción) es, a día de hoy, el más recordado de todos los que en la década de los setenta dieron origen a un nuevo género cinematográfico, el de películas sobre catástrofes (Aeropuerto” 1970 George Seaton; “La aventura del Poseidón” 1972 Ronald Neame; “Terremoto” 1974 Mark Robson).

La película tuvo un coste próximo los 15 millones de dólares, una auténtica fortuna para la época, y para hacerle frente unieron fuerzas aportando a partes iguales el capital, Twentieth Century Fox, que se quedaría con los derechos de distribución estadounidenses y Warner Bros, que tendría la distribución internacional.

El guion de “El Coloso en llamas”, elaborado por Stirling Dale Silliphant, se formó a partir de la fusión de dos novelas, “La Torre” (cuyos derechos adquirió Warner) y “El infierno de vidrio” (adquiridos por Fox). Ambas novelas habían sido inspiradas por la construcción de las Torres Gemelas y las consecuencias que podría provocar un incendio en rascacielos de esas dimensiones. Warner y Fox decidieron aliarse para rodar una gran superproducción plagada de estrellas del cine.

Inicialmente, el personaje del jefe de bomberos (Michael O’Hallorhan) era relativamente secundario, estando previsto que lo interpretara Ernest Borgnine, cediendo el protagonismo de héroe al arquitecto (Doug Roberts) del colosal edificio, a quien iba a dar vida Steve McQueen.

McQueen debió intuir que el papel del luchador directo contra el fuego le proporcionaría mayor impacto en pantalla en busca de su ansiado reconocimiento artístico del que ya gozaba por parte del público pero que no había tenido recompensa en forma de premios a su talento, comunicando al director Guillermin y a los productores que quería protagonizar al jefe de bomberos, por lo cual la transcendencia en la trama de su personaje fue revisada e incrementada.

Como se hacía necesario encontrar una figura de la suficiente relevancia para dar vida al arquitecto, los ejecutivos tanto de Warner como de Fox coincidieron en que Paul Newman, en pleno auge al haber protagonizado junto a Robert Redford el año anterior la oscarizada “El golpe” (The Sting, 1973 George Roy Hill), era el actor idóneo.

Sin embargo, lo que hicieron con su decisión fue desatar la caja de los truenos. McQueen, temeroso de que Newman le arrebatara el protagonismo del film, empezó a encadenar una serie de peticiones a cual más increíble: los dos personajes, arquitecto y jefe de bomberos, debían tener el mismo tiempo en pantalla, ambos debían decir exactamente el mismo número de palabras pronunciadas, en las escenas conjuntas su personaje debía mostrar siempre su autoridad por encima de la figura del arquitecto, su nombre debía aparecer primero en los créditos…

Paul Newman, un ejemplo de profesionalidad y compañerismo en todos sus rodajes, se avino a satisfacer las exigencias de McQueen, pero lo cierto es que al finalizar la película, no quedó demasiado satisfecho. Ambos actores cobraron un millón de dólares y el 7’5 % de la taquilla. Newman odió ceder ante los porcentajes, era su primera vez, y juró que sería la última.

A fin de contentar a McQueen que no daba su brazo a torcer en lo referente a que su nombre debía ser el primero en aparecer en pantalla, salomónicamente los productores decidieron que ambos nombres aparecieran simultáneamente en diagonal, McQueen en la izquierda inferior y Newman en la derecha superior, siendo la primera vez que se hacía uso del crédito simultáneo.

Como sucede en todas las grandes producciones, los ajustes, cambios y modificaciones de guion fueron constantes durante el rodaje; si bien la mayoría del extenso reparto encajaba vehementemente estas vicisitudes, la más mínima variación concerniente a los personajes del jefe de bomberos y del arquitecto disparaba de inmediato el recelo de McQueen, que se negaba a rodar nuevas escenas hasta no comprobar que los cambios cumplían a rajatabla sus exigencias.

En un momento en que una de las “pausas” causada por McQueen provocó importantes demoras en el “timing” de rodaje, generando el lógico malestar en muchas de las figuras del reparto, Newman se hartó ya de la situación y pidió una reunión urgente con John Guillermin, Irwin Allen y el equipo conjunto de producción de Warner y Fox.

Newman propuso sustituir a McQueen, a quien ya no le soportaba ni una sola injerencia más, por su amigo Clint Eastwood, con quien no había compartido nunca pantalla pero les unía una buena amistad personal. Si bien Eastwood tenía el favor del público como interprete, ni a los directores ni mucho menos a los productores les convencía que el coprotagonista de su película fuese un actor asociado a la imagen de Harry el Sucio (1971 Don Siegel) y Harry el fuerte (1973 Ted Post), que había suscitado un gran revuelo en los tabloides americanos por la imagen mostrada de la policía.

Aunque ni siquiera llegaron a barajar dicha opción, sí que tanto el dúo Guillermin-Allen como los productores usaron esa posibilidad para amenazar a McQueen con sustituirlo si seguía entorpeciendo la filmación. Si bien continuó poniendo ciertas trabas hasta la finalización del rodaje, suavizó sus reivindicaciones y se pudo continuar el trabajo.

Por si alguien considera que Eastwood no daría el tono de madurez necesario para encarnar la figura de un jefe de bomberos, lo cierto es que ambos nacieron el mismo año, 1930, Eastwood el 31 de mayo y McQueen el 24 de marzo, por lo que los dos tenían 44 años en el momento de la filmación de “El coloso en llamas”.