Anubis

360. Juego de destinos. El alcance de nuestros actos.
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“Si hay una bifurcación en la carretera, tómala”
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Lejos de las grandes y costosas propuestas que pueblan los cines, de manera silenciosa, el pasado 28 de junio, se estrenó en nuestro país, no sin cierto retraso, 360; nueva película del director brasileño Fernando Meirelles autor de obras tan aclamadas como Ciudad de dios o El jardinero fiel.
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En esta libre adaptación de La ronda (obra de 1900, escrita por Arthur Schnitzler) se nos presenta una historia de vidas cruzadas marcada por el sexo, la infidelidad o la prostitución, y donde distintas personas, tienden a encontrarse o modifican las vidas de extraños con sus actos cotidianos, sin tener constancia de ello. Y es que ahí, radica la gracia de este tipo de películas donde si la piezas se ensamblan bien, se consiguen excelentes propuestas (Magnolia o Crash, son dos buenos ejemplos de ello).
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En esta ocasión, el director se rodea de un conocido y multicultural reparto, para contar varios relatos que tendrán un punto de conexión entre sí. Si bien imprime su sello, creando imágenes muy sugerentes, no todas las partes gozan del mismo interés, por lo que en su conjunto, nos vamos quedando con aquellos personajes que más nos transmiten. Un gran lastre es el gran número de ellos y el poco tiempo que tienen algunos para que realmente sintamos empatía o preocupación por lo que les ocurre. No resultando muy útil, esa atmósfera tan fría y distante que se crea con el espectador.
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Quizás la historia que provoca más interés e incluso tensión, es la narrada en el aeropuerto de Denver. En ella, un cercano Anthony Hopkins comparte tramo con la desconocida María Flor, completando el trío de actores, un genial Ben Foster, que vuelve a hacer gala de su talento para dar vida a tipos psicológicamente inestables (en esta ocasión, un ex-presidiario condenado por abusos sexuales). Jude Law o una rejuvenecida en su look, Rachel Weisz, apenas aportan miga a la película, más allá de una relación mutuamente infiel, que servirá como punto para establecer las conexiones entre más personas.
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Técnicamente, Fernando Meirelles crea imágenes sugerentes, y más que recordarnos a sus inicios, la cinta se asemeja y acerca en su puesta en escena al cine de Iñarritu. Por fortuna, el realizador no abusa del plano múltiple, siendo este recurso usado con moderación sin saturar ni despistar al espectador. Su visión en V.O, es más que necesaria, ya que sus protagonistas son de distintos países y cada uno aporta en su tramo, frases y discursos en su propia lengua. Rodada en distintas localizaciones y bajo producción británica, el film realiza un tour por ciudades como París, Viena o Londres, reafirmando el hecho, con canciones elegantes, de que en cualquier parte del mundo, un acto nuestro puede modificar la vida de una persona. Siendo algo global el destino que nos une.
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Alejado del cine ruidoso que se estrena en verano, 360 ofrece una historia entretenida, pero de la que esperábamos mucho más y en la que el realizador, no suelta garra ni corre riesgos. Una pena. Aún así, recomendable.